miércoles, 17 de septiembre de 2008


MODERNIDAD

Hay algún extremo que nos ha traído el siglo XXI con respecto a la modernización y la tecnología que lamentablemente todavía no se ha incorporado al mundillo (que no mundo) del urbanismo para sorpresa de alguno.

Desde que existe Internet y las pantallas de plasma, nuestra concepción debe de cambiar y no me refiero al problema que supone la sustitución de nuestras tradicionales pantallas de televisión con las esbeltas de plasma con el consabido problema que esto nos crea al no saber de donde colocar ahora al toro, la bailaora y el legionario que junto con la giralda adornaban nuestra pantalla y nos recordaban de donde procedíamos y que ahora debido al poco canto de la televisión no podemos situar con el desasosiego propio de nuestra abuela que busca desesperadamente nueva ubicación para “la Toñi” y “el Fermín” (nuestra bailaora y legionario, ya parte de la familia), que por supuesto deben de formar parte del paisaje de nuestro salón.

Pues concretando (que el cariño por mi abuela me hacer irme por las ramas), al igual, que es imperiosa la situación de nuestros iconos producto de las nuevas tecnologías, debe ser igual de imperiosa la concepción de nuestros documentos de planeamiento en lo que se refiere a la parte informativa, (base para los de ordenación), porque al día de hoy, lo que no figure en internet, simplemente no existe, con lo que no ha lugar el esfuerzo ímprobo de recopilación de documentación y papeles que se produce cuando se prepara este tipo de documentos, por lo que desde aquí abogo como idea cambiar los esplendidos tochos de información por una relación de enlaces a páginas publicas con lo que el espacio (al igual que nuestra televisión de plasma) se ve reducido, de tal manera que ni en esta cabe nuestra Toñi ni en aquella los formidables tochos de información que nadie se lee y acompañan a nuestros documentos de ordenación.

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